jueves, 26 de julio de 2007

jueves, 19 de julio de 2007

Alonso regresa al mítico "Infierno Verde"

No puedo evitar reproducir casi al completo el artículo del As. En 3 minutos de lectura he sentido sensaciones parecidas a la de ver una carrera del mundial ....


Sudores fríos. Muy fríos. Bern Maylander afronta la bajada de Hotzenbach con el pedal a fondo a 210 km/h. Apenas levanta el pie del acelerador en una veloz derecha-izquierda y su Mercedes SLK AMG derrapa lo justo para que este periodista sienta su vida pasar. Tiene 370 CV y el piloto del Safety Car prefiere rodar sobre los 20,8 km de este mítico circuito sin ayudas electrónicas. Una vuelta a tope a las 73 curvas del viejo Nordschleife es lo más parecido a volar a ras de suelo. Con curvas ciegas, subidas y bajadas escalofriantes, una total ausencia de escapatorias. Maylander confiesa: "Iba al 90% de mis posibilidades". Despegamos en el badén de Flugplatz y el miedo invita al desayuno a escapar del estómago.

El viejo Nurburgring es un monumento al pilotaje creado en 1927 con el sudor de tres mil hombres y que dejó para siempre el calendario de F-1 tras el accidente de Niki Lauda en 1976. Fernando Alonso, que lo descubrió en 2005, ayer volvió a disfrutar del Infierno Verde. Primero lo hizo por la mañana. Hamilton y él rodaron sobre el Mercedes SS sobre el que Rudolf Caracciola lograra su primera victoria en un GP de Alemania hace ahora ochenta años.

La lluvia caía con fuerza a las doce de la mañana y la escena, con los dos tapados por paraguas, tenía la ternura de 'Dos en la Carretera'. Ambos vivieron en escasamente un kilómetro lo difícil que debía ser correr sobre cuatro neumáticos casi de bicicleta hasta alcanzar los 180 km/h, tal y como explicó el asturiano: "No me imagino competir con algo así, un vehículo muy importante históricamente. Eran difíciles de pilotar, sin cinturones y te mueves mucho de un lado a otro".

Por la tarde, llegó el momento de enfrentarse al monstruo con el turismo de calle con el que bicampeón llegó al circuito. Una costumbre instaurada desde que lo descubriera en 2005 sobre un Mégane Turbo. Y que se ha confirmado como una de las costumbres talismán del ovetense, que venció aquel año y terminó segundo el pasado. Ayer rodó por primera vez sobre un Mercedes CLS y acompañado por los mismos cómplices, su padre y su mánager, dispuestos a vivir un par de vueltas de terror. Hace dos años unos aficionados volcaron delante suyo minutos antes de que dejara el coche de alquiler sin frenos. Y uno de sus fisioterapeutas dijo nada más bajarse: "Esto debe ser lo más parecido al infierno". Muchas de las curvas son ciegas, con subidas de hasta el 17 % y bajadas del 11%. Como el propio bicampeón confiesa: "Es una pasada". Y sin escapatorias.